El relevo en política difícilmente se da de manera automática, especialmente cuando es producto de circunstancias diversas y está vinculado a condiciones personales excepcionales.
Antes de analizar lo ocurrido en otros partidos, continuamos opinando sobre lo que, desde nuestro punto de vista, ha sucedido en el PRD tras la desaparición de su líder, José Francisco Peña Gómez.
Las sobresalientes cualidades de Peña Gómez lo convirtieron en el líder del PRD. Su devoción por el conocimiento lo llevó a ser un estudioso permanente de la historia dominicana y de la dinámica contemporánea de la geopolítica.
Se formó dentro de la doctrina socialdemócrata, que tuvo una gran incidencia en diversos países, permitiendo que, durante un periodo prolongado, líderes representativos de esa corriente asumieran la conducción del poder en varias naciones.
La amplia influencia de la socialdemocracia favoreció el desarrollo del liderazgo internacional de Peña Gómez. Su preponderancia fue tan notable que, en muchos países cuyos presidentes eran socialdemócratas, era recibido prácticamente como un jefe de Estado.
Ese reconocimiento en la esfera internacional tuvo un fuerte impacto en la política dominicana, pues consolidó aún más su liderazgo a nivel nacional.
Sus cualidades personales excepcionales, su protagonismo en el escenario político mundial dentro de una plataforma ideológica y su incansable trabajo en la política dominicana lo consagraron como un líder sólido, difícil de eclipsar o sustituir. Su extraordinaria capacidad oratoria y su gran aceptación popular lo convirtieron en una figura prácticamente insustituible dentro del PRD.
Peña Gómez fue un político a tiempo completo. Toda su vida y sus acciones giraron en torno a la política. No diversificó su actividad en el ámbito empresarial ni económico; hizo del PRD su razón de ser y de vivir. Sin embargo, el destino le jugó una mala pasada, arrebatándole la vida a los 61 años a causa de una enfermedad cuyo agravamiento, indiscutiblemente, estuvo ligado al estrés de su apasionada entrega a la política y a los innumerables maltratos que sufrió, incluso dentro de su propio partido.
No era tarea sencilla encontrar un relevo que reuniera las cualidades que distinguían a Peña Gómez.
Analizando la dinámica del PRD tras la desaparición de Peña Gómez, es innegable que ninguno de quienes intentaron llenar su vacío logró hacerlo. Por esta razón, Hipólito Mejía no consiguió erigirse como líder absoluto del PRD, a pesar de haber acumulado un enorme poder como presidente de la República.
En las elecciones del 2000-2004, Mejía logró unificar al PRD en una sola dirección hacia el triunfo presidencial. Sin embargo, una vez en el poder, se implementaron estrategias y acciones que debilitaron o intentaron aniquilar otras corrientes dentro del partido, lo que provocó el colapso de la unidad previamente alcanzada.
Así resurgieron con más fuerza las contradicciones y pugnas internas dentro del PRD, evidenciando una notoria falta de un liderazgo unificador.
En próximas entregas, abordaremos la dinámica del relevo en el PLD, el Partido Reformista y otras organizaciones políticas.
Continúa…