TEXAS (NBAMANIACS.com).-Las primeras líneas de la era post-Doncic están dejando unas páginas interesantes en los Dallas Mavericks.
Mientras los bárbaros se agolpan a las puertas pidiendo la cabeza de Nico Harrison, crecidos además por la lesión de Anthony Davis en su debut, hay un vestuario para el que la vida sigue.
El calendario no entiende de lesiones ni traiciones, y Jason Kidd, consciente de que hay una postemporada a la que llegar, está logrando mantener a su plantilla concentrada, dejando fuera todo lo que no sea puramente baloncesto.
Y por dos canastas, los Mavs no van 6 de 6.
Perdieron 118-116 frente a los Sixers y luego 129-128 contra los Kings, pero han ganado todo lo demás.
Y lo han hecho de la manera siguiente:
Si están los Bulls, que parece que pueden más de lo que quieren, por otro lado tenemos a los Heat, que empiezan a dar signos de justo lo contrario.
Los de Florida quieren competir, que es lo normal en la norma cuando tienes a Erik Spoelstra de entrenador, y para quien tankear es un concepto casi prohibido. Pero empiezan a mostrarse impotentes ante muchos de los que consideraríamos sus rivales directos.
La salida de Jimmy Butler no les ha traído como contrapartida absolutamente nada que mejore el equipo en el corto plazo, lo cual obliga a Spo a salir a pelear con lo que tiene. Y cada año no puede sacarse un as de la manga en forma de undrafted como factor X de la rotación. Puede que Jovic, Jáquez Jr. o el rookie Kel’el Ware tengan futuro, pero no el suficiente presente.
En otras palabras. Los Heat se han quedado muy cortos. Acumulan cuatro derrotas seguidas, y ya no logran con la soltura de antes lo que sí hacen ahora en Dallas: sobrevivir sin sus estrellas.
Anoche, los Heat no alinearon a Bam Adebayo por problemas de rodilla, por lo que Tyler Herro se convirtió, por enésima vez este curso, en el hombre-faro sobre el que cargar todo el ataque.
El escolta logró seguirle el ritmo a los tejanos, manteniendo siempre el marcador en un tira y afloja en el que ningún equipo logró rentas de dos cifras. Pero sus 40 puntos (eso sí, 3 de 14 en triples) no sirvieron más que para llevar a los de Florida a una dura muerte en la orilla.
Y no fue porque en frente hubiera un Irving o un Klay letal y lapidario en el clutch.
Si anoche los Heat sufrieron la baja de Adebayo, los Mavericks saltaron a pista plagados de bajas. Ni Irving, ni Thompson, ni Lilvey II, ni Gafford ni Washington. Además de, por supuesto, Anthony Davis.
Cinco hombres clave de la rotación por no decir, directamente, el quinteto titular al completo.
¿Qué hizo Kidd? Mirar al banquillo y sonreír. Porque hay.
Max Christie, Dante Exum (ha regresado en el momento clave), Spencer Dinwiddie, Olivier-Maxence Prosper y Kessler Edwards. Alineación de puros sabuesos (salvo Dinwiddie) pero lo suficientemente versátiles para no aturullarse en ataque.
Y como forma de guardar el equilibrio, aguantó a Naji Marshall en la segunda unidad.
Mientras muchos auguraban un panoraman desolador, siete jugadores de los Mavs firmaron dobles dígitos, siendo Dante Exum el máximo anotador con 27 puntos y un hoja de tiro casi perfecta: 11 de 13 en tiros de campo y 2 de 2 en triples.
Al guard australiano no le ha podido sentar mejor su tiempo en Europa. Allí ha adquirido fundamentos, solidaridad, experencia, tiempo sobresaliente de juego y confianza en su muñeca. Porque Exum tira cuando tiene que tirar. En este escaso curso y medio en Dallas, lanza poco más de dos triples por partido, pero lo hace encestando casi el 45% de los que tira.
A sus 29 años es una gran pieza para la rotación si consigue mantenerse alejado de las lesiones.
Warriors, Timberwolves y Clippers también ganaron anoche (los Kings cayeron ante NOLA con 41 puntos de C.J. McCollum a pesar de un notable partido de Zach LaVine), y Dallas no parece estar dispuesto a aflojar el ritmo, con o sin Davis.
Con o sin quien sea.
Ganar les permite conservar la octava plaza, un partido por debajo de los Wolves y medio por delante de los Kings.
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