Juan Pablo Duarte, principal ideólogo y padre fundador de la República Dominicana merece una mejor suerte en cuanto a la promoción de su legado y hasta la propia imagen histórica de su vida.
A no ser porque cada año se celebra su natalicio a Juan Pablo Duarte las clases gobernantes lo tienen olvidado sólo utilizan su nombre en momentos de oportunidad, cuando debería ser todo lo contrario,
Ahora los nombres que están de moda son los de José Francisco Peña Gómez o de Juan Bosch, Y no es que no tengan méritos pero no han determinado el destino de nuestra Nación como Duarte, Luperón y otros héroes anónimos olvidados por nuestra pobre narración histórica.
Duarte ni siquiera tiene una imagen oficial que se pueda utilizar como promoción, aquí cualquier fotografía imaginaria que se hayan inventado es Juan Pablo Duarte.
Incluso se colocó una estatua del rostro de Duarte frente a la Junta Central Electoral que más bien se parece a la figura de Danilo Medina y nadie dice nada, quizás por temor a caer en malas dentro de un sector de la política nacional.
El legado narrativo del discurso político de Juan Pablo Duarte debería guiar nuestra sociedad pero prefieren muchos ocultarlo para no quedar mal ante la población.
Es lo mismo que José Mujica en Uruguay, muchos lo admiran pero nadie lo imita por su nivel de honestidad partidaria, personal y a todos los niveles, es para mí lo más parecido al legado que dejó Juan Pablo Duarte para los dominicanos.
Pasó el Día del nacimiento del patricio y como fue domingo, ahí se quedó,
De hecho debieron celebrarlo viernes o lunes sólo en términos de darle seguimiento, no cambiarle el día.
La mayoría de estudiantes del nivel primario o secundario no saben del discurso político de Duarte, sus aportes a la moral, a la ética y a todo lo que tiene que ver con la creación de la nacionalidad dominicana.
Tengo la impresión de que la historia actual que se enseña en escuelas y colegios dominicanos habla muy poco de Duarte y su legado, de Luperón y su legado.
Quieren llevar la historia a otros niveles que al final no son entendibles, lo demás es demagogia.
La honorabilidad, honestidad y nivel de capacidad del Padre de la Patria está por encima de cualquier intención egoísta u oportunista de enseñar la historia.
Lo primero que debería hacer el Instituto Duarte, Ministerio de Cultura, Efemérides Patria o el Congreso Nacional es aprobar una sola imagen de Duarte, la que conocemos que viene de sus últimos días en Venezuela.
Pero ni eso hacen, esas instituciones prefieren apoyar la imagen única de Duarte, porque de hecho no admiten que no tienen funcionabilidad real.
Promover la realidad histórica comienza por su figura física y mientras el Estado Dominicano no admita una sola imagen de Juan Pablo Duarte estaremos nadando en el vació en cuanto a su legado.