SAN FRANCISCO (NBAMANIACS.com).-Los Golden State Warriors están en problemas. Salta a la vista para cualquiera que los vea jugar o que simplemente eche un ojo a la clasificación, algo que ni siquiera Steve Kerr se ha molestado en disimular.
Tras la última derrota, con la que los californianos se situaron con un balance de 18-18, el técnico abordó de frente la situación y reconoció que el equipo carece ahora mismo de confianza, señalando la falta de espíritu competitivo y la necesidad de cambiar el chip para salir de este bache.
«Sinceramente, creo que estamos sufriendo una crisis de confianza ahora mismo» reconoció a Ohm Youngmisuk, periodista de ESPN. «Es algo que se puede ver y notar. No me importan un par de tiros fallados, pero sí cuando esos fallos afectan luego a la actitud y a la defensa».
«Ahora mismo estamos un poco desinflados, pero en la NBA, como en la vida en general, no hay tiempo para autocompadecerse. No podemos dejar que nuestra decepción marque la forma en que afrontamos los partidos, más bien todo lo contrario. Tenemos que salir más encendidos, ser más intensos si las cosas no salen como queremos. Eso es lo que más me ha decepcionado, ver que todo el mundo estaba alicaído y que nadie tenía espíritu competitivo. Porque si te falta eso, no tienes nada».
Esta situación ha llegado después de que los Warriors arrancaran la temporada con un balance de 12-3, números que parecen responder prácticamente a otra temporada dado lo drásticamente que ha cambiado la situación. Tan drásticamente que cabe preguntarse cuánto de ese equipo que inicio el curso arrasando puede recuperarse. Porque difícilmente la baja de DeAnthony Melton y la caída de los porcentajes de tiro de Buddy Hield explican pasar de un 12-3 a un 6-15 de la noche a la mañana.
Los de Kerr tendrán ahora que afrontar estos problemas lejos de casa, pues inician esta noche una gira que les llevará a visitar Detroit, Indiana, Toronto y Minnesota. Si la cosa no mejora, pueden verse fácilmente con un balance negativo y fuera incluso de los puestos de play-in, lo que obligaría ya a hacerse preguntas muy incómodas sobre el futuro de la plantilla.